Los grandes hombres que
iluminaron el camino de la humanidad con sus tareas y hallazgos, aquellos que
lucharon por todos, probaron con su existencia gloriosa, que la resistencia
humana es inagotable; jamás ni en la más avanzada edad, se sintieron agotados
ni incapaces para la labor y mucho menos decrépitos.
Para producir la edad no es un
límite, tomemos los siguientes ejemplos:
Moisés tenía ochenta años
cuando llevó a su gente a la Tierra de Promisión.
San Juan era más que
octogenario cuando escribió El Evangelio.
Copérnico terminó su obra
“Revolutionibus orbium coelestium” a los cincuenta y siete años, la siguió
corrigiendo hasta la edad de setenta años en que la entregó a la imprenta.
Julio César después de una
vida de disipación y de vicio, venció a Pompeyo, cuando contaba cincuenta años.
Aristóteles escribió sus
principales obras cuando pasaba ya de los cincuenta y cinco años.
Rogelio Bacon escribía a los
ochenta años y sus obras son consideradas hoy como pozos verdaderos de ciencia,
algunas de ellas las escribió en la cárcel.
Leonardo da Vinci, el monstruo
del talento pictórico, empezó a los cuarenta años la muy famosa “Cena”.
Galileo no publicó su
“Sidereus Nuncios” hasta los cuarenta y seis años; a los setenta y cuatro años,
ciego en absoluto, seguía investigando en sus trabajos científicos. Fue a esa
edad cuando publicó sus célebres “Diálogos” sobre el movimiento local.
Pierre Simon de Leplace, a los
setenta años, llevó a cabo su inmensa tarea de investigación sobre matemáticas.
Michael Faraday, hizo sus
trabajos asombrosos sobre electro-magnetismo a los setenta años.
Charles Darwin publicó a los
sesenta años, su obra, “El origen de las especies”.
André Marie Ampere publicó a
los cincuenta y un años, la “Teoría de los fenómenos electrodinámicos”.A los
cincuenta y siete años.
Kant se dio a conocer con sus
trabajos filosóficos y publicó “La Critica de la Razón Pura” a los sesenta y
seis años.
Benjamín Franklin, a los
setenta años, fue a Francia para solicitar ayuda para la independencia de su
país.
Alessandro Volta descubre la famosa
pila de su nombre a los cincuenta y seis años de edad.
Von Humboldt Fleisher
emprendió su gran viaje de 4500 leguas, que tanto sirvió para rectificar la
geografía de Asia, a los sesenta años.
Miguel de Cervantes había
cumplido los cincuenta y ocho años cuando publicó la primera parte de “El
Quijote” y sesenta y ocho cuando se vio la luz de la segunda.
Víctor Hugo escribió “Los
Miserables” a los cincuenta y siete años.
Jonathan Swift publicó “Los
viajes de Gulliver” a los sesenta años.
La mayor parte de las
quinientas obras dramáticas de Pedro Antonio Calderón de la Barca de Henao y
Riaño fueron escritas cuando el autor se hallaba entre los cincuenta y los
ochenta años de edad.
Guillermo Prescot, ciego a los
cincuenta años, publicó la “Historia del Perú”.
Bartolomé Esteban Murillo
pintó su “San Antonio” de la catedral de Sevilla, a los setenta. y cuatro años.
Vecelio di GregorioTiziano
trabajó incansablemente hasta ser centenario.
Charles Maurice de Talleyrand,
a los ochenta y cinco era afamado como el mejor diplomático de su tiempo.
Thomas Alva Edison murió a los
ochenta y cuatro años, trabajó hasta el último momento y durante muchos años no
durmió más de seis horas.
Henry Ford, a los ochenta y
cinco años dirigía sus producciones de automóviles y sus plantas constructoras.
Penelope Fitzgerald,
reconocida escritora inglesa, publicó su primer libro casi a los los 60 años.
"¿Cuántos libros tienes que escribir y cuantos puntos y coma tienes que
descartar para dejar de ser amateur?", se preguntó cuando un editor le
tildó de “aficionada”, poco tiempo después ganó el premio Booker Prize.
Frank McCourt, escribió su
famosa novela Las cenizas de Ángela a los 66 años.
Toni Morrison, conocida y
reconocida por su temática sobre la vida de la población negra en especial de
las mujeres, no publicó su primer libro
hasta los 40, 22 años después, obtuvo
los premios Nobel y Pulitzer.
Otro Nobel, José Saramago, se
constituyó escritor a los 60 luego de un fugaz intento 35 años antes, la
Academia Sueca lo galardonó 16 años después.
Lev Tolstói si bien escribió
su primera novela a los 24, aprendió a montar en bicicleta a los 67 años.
Y los ejemplos siguen y suman
desde Fitgerald a José Saramago y más...
¡Que nadie diga entonces, que
está agotado a los treinta años, ni a los cuarenta, ni a los sesenta años de
edad!Diga mejor que no quiere producir o que no quiere seguir aprendiendo y
entonces creeremos su afirmación.
(Este artículo fue escrito
hace más de diez años… salvo breve actualización parece que estamos hablando de
hoy)
https://ivettedurancalderon.blogspot.com/2008/08/no-produce-porque-...
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