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lunes, 7 de septiembre de 2009

Ivette Durán Calderón – No es posible una definición universalmente válida para lo que es justo

La justicia es una característica posible pero no necesaria del orden social. Para que haya orden social no es imprescindible la justicia.
Resulta muy difícil hablar de un orden social justo, pero debe lograrse un orden social
lo más justo posible – Hans Kelsen
El término justicia es una de las palabras más difíciles de definir, y es una de las preguntas que más se han hecho filósofos, escritores, poetas entre otros, todos ellos han tratado de dar su concepto pero ninguno se ha considerado universal. Por ello surge la pregunta ¿Qué es la justicia? . El jurista Hans Kelsen nos invita a reflexionar, pues saber qué es la Justicia, es y será un tema de todos los tiempos
Cuando Jesús de Nazaret en el interrogatorio ante el Gobernador romano admitió que era un Rey, dijo: “Yo he nacido y he venido al mundo para dar testimonio de la verdad”. Entonces Pilato preguntó; “Qué es la verdad?”. Evidentemente el escéptico romano no esperaba respuesta alguna a esta pregunta y el Justo tampoco dio ninguna. Pues lo esencial de su misión como Rey mesiánico no era dar testimonio de la verdad, Él había nacido para dar testimonio de la justicia , de esa justicia que Él quería realizar en el Reino de Dios. Y por esta justicia murió en la cruz.
Así surge la pregunta de Pilato: “Qué es la verdad?” y de la sangre del Crucificado otra pregunta mucho más importante, la pregunta eterna de la humanidad: “Qué es la justicia?”.
Ninguna otra pregunta ha sido planteada más apasionadamente que ésta, por ninguna otra se ha derramado tanta sangre preciosa ni tantas lágrimas como por ésta, sobre ninguna otra pregunta han meditado más ilustres – desde Platón a Kant. Y sin embargo ahora como entonces, carece de respuesta. Quizás sea porque es una de esas preguntas para las cuales vale el resignado saber que no se puede encontrar una respuesta definitiva sino sólo procurar preguntar mejor.
La aspiración de justicia es la eterna aspiración del hombre a la felicidad; al no poder encontrarla como individuo aislado, busca el hombre esta felicidad en la sociedad.
Evidentemente, con la afirmación de que la justicia es la felicidad, la cuestión no ha sido contestada sino sólo desplazada. Pues entonces se plantea la pregunta: Qué es la felicidad?
La felicidad de uno provoca irremediablemente la desgracia de otro. Ningún orden social puede solucionar este problema de una manera justa, es decir, hacer que ambos hombres sean felices.
Si la justicia es la felicidad, es imposible que exista un orden social justo si por justicia se entiende la felicidad individual. Por tanto, es también imposible lograr la mayor felicidad posible del mayor número posible.
Decía Kant al finalizar su estudio que no pudo alcanzar aquello que los más grandes pensadores no lograron. No pudo decir en realidad qué es la justicia, la justicia absoluta, ese hermoso sueño de la humanidad. Pero se conformó con la justicia relativa y dijo lo que lo que únicamente para él como hombre de ciencia era la justicia: “la justicia” -dijo-, “es aquella bajo cuya protección puede florecer la ciencia y, con la ciencia, la verdad y la sinceridad. Es la justicia de la libertad, la justicia de la paz, la justicia de la democracia, de la tolerancia”